Érase una vez, hace mucho tiempo, el Buda era un comerciante de ollas y sartenes. También había otro comerciante en el mismo negocio que era un tipo muy codicioso. Tenían un acuerdo amistoso: dividiéndose las calles entre los dos, cada uno se dedicaría a vender sus mercancías por las calles del distrito que le hubieran designado.Ahora bien, en cierta...