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Mahayana (1)

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Fortuna o desgracia

Había un anciano que vivía en la zona fronteriza del país. Crió un caballo. Un día, el caballo se escapó y no lo encontró por ninguna parte. Su amigo vino a expresarle su pésame. Él dijo: “Nunca se sabe. ¡Perder ese caballo en realidad puede ser una bendición disfrazada!”

Unos meses después, el caballo regresó y trajo otro con él. Su amigo vino a felicitarlo. Él respondió con calma: "¡Conseguir otro caballo en realidad puede ser una desgracia!"

Ahora que tenían caballos, su hijo los montaba todos los días. Desafortunadamente, se cayó, se rompió la pierna y quedó cojo. El anciano le dijo fríamente a su amigo: “¡Que sea cojo en realidad puede ser algo bueno!”.

No mucho después, hubo una rebelión en la zona. El rey proclamó en un edicto que los hombres de la zona debían ir a la guerra. Nueve de cada diez perecerían. El hijo del anciano, siendo cojo, nunca tuvo que alistarse y por lo tanto se mantuvo con vida.

* * * * *

La fortuna y la desgracia van y vienen de forma impredecible.

En la fortuna hay desgracia. En la desgracia, hay fortuna.

Por lo tanto, no reaccione demasiado prematuramente. Al encontrarte con la mala suerte, debe cultivarse y rectificarse para que la desgracia pase rápido. Cuando tenga suerte, no debe ser arrogante ni ser descuidado, entonces la fortuna durará más.

En definitiva, si cultivamos el Dharma, la mala suerte puede convertirse en buena suerte y la buena suerte puede durar más o aumentar.

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